IDENTIDAD FEMENINA

Generalmente entre los 14 y los 18 meses de edad se va adquiriendo la identidad de género: la convicción de ser varón o mujer.

En el caso de la niña, la madre suele experimentar una sensación de unión muy fuerte con ella porque es vivida como una prolongación de sí misma. Pero a la vez, esta relación que podría ser vista como “idílica” puede llegar a generar grandes tensiones entre ambas, cuando por ejemplo la madre exige (la mayoría de las veces inconscientemente) que su hija cumpla con aquellos deseos y ambiciones que ella no pudo satisfacer en su momento.

 

El problema de la identidad sexual eclosiona en la adolescencia con unos factores añadidos que según como sean utilizados podrán constituirse en verdaderos problemas en la vida del adolescente: la tendencia para actuar impulsivamente y su capacidad reproductora.

 

Es bastante común que ser adolescente hoy choque con el “modelo de mujer” transmitido por las madres. Generalmente éstas encajan dentro de un ideal femenino más convencional, que se enfrenta continuamente con lo ofrecido por el modelo cultural imperante, expresado a través de los diferentes medios de comunicación. Estos exponen modelos de adolescentes que llevan la iniciativa sexual, que practican una sexualidad más libre, que consiguen ser exitosas en los estudios, y no siempre estos modelos son comprendidos y tolerados por los adultos que pasaron por experiencias juveniles muy diferentes a estas.

 

El trabajo de la adolescente consiste en diferenciarse de la madre en la medida en que pueda ir matizando las semejanzas y diferencias con ella.

 

La relación madre – hija hoy, se ve condicionada por los importantes cambios sociales de las últimas décadas y lo escasamente preparadas que se encuentran las madres para hacer frente a las necesidades actuales de sus hijas. Muchas veces se sienten fracasadas cuando ven que escogen caminos y opciones muy diferentes a los suyos; pudiendo en ocasiones llevarlas a un cierto derrumbe emocional cuando se sienten incapaces de comprender estas diferencias; sobre todo ocurre en aquellas mujeres que han tenido ellas mismas mucha dificultad para asumir una identidad propia. Son estas mujeres las que suelen presentar más inconvenientes en tolerar que sus hijas adopten un modelo de mujer diferente del suyo, vivido como distanciamiento o conflicto, cuando en verdad no lo es.

 

Es bastante común por otro lado que las madres estimulen a sus hijas a obtener logros en lo referente a los estudios o el trabajo, pero les resulta muy difícil evitar controlar otros aspectos de sus vidas sobre todo aquellos que tengan relación con sus cuerpos y con su sexualidad. Estos asuntos que aparentemente están ya en apariencia muy aceptados socialmente, lamentablemente se resisten bastante a ser tratados con la naturalidad esperada. Los años vividos sin libertad en estos temas, han dejado una marca muy importante en la mayoría de las personas por lo que resulta comprensible la dificultad existente en plantearlos a los hijos y más específicamente a las hijas mujeres.

La comprensión de estos aspectos será de utilidad para entender muchas de las dificultades que tienen las mujeres en asumir sus cuerpos con naturalidad y gozar de una sexualidad plena. Cuando esto no ocurre pueden aparecer diferentes patologías como aquellas en las que se producen distorsiones en la percepción del esquema corporal (trastornos de la alimentación) así como también diferentes patologías relacionadas con la sexualidad entre otras.

Silvia Ariel

TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN: ANOREXIA Y BULIMIA NERVIOSA

 

La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa se consideran trastornos graves de la conducta alimentaria. Se caracterizan por una búsqueda deliberada de pérdida de peso, inducida y mantenida por la propia persona, mediante actitudes restrictivas y/o purgativas en la alimentación o la realización excesiva de ejercicio físico.

La preocupación por la comida y el temor a ganar peso forman los elementos centrales de los trastornos alimentarios.

Las personas que la sufren tienen una imagen distorsionada de su esquema corporal. Se sienten gordas, “deformes”, “enormes”. El rechazo que les genera verse de esa manera las lleva a adquirir conductas obsesivas en relación a la comida.

Generalmente comienzan realizando una dieta que no suele despertar desconfianza en la familia, hasta que llegan a reducir de forma alarmante la ingesta de alimentos. Es ahí cuando esta disminución drástica comienza a producir estragos: delgadez extrema, que en las chicas trae como consecuencia importantísima la ausencia de menstruación, anemia, y otros signos físicos; también alteraciones del humor, como irritabilidad, ansiedad, depresión, etc. Tienden a aislarse porque no se gustan y esto les lleva a restringir aún más la ingesta. También es bastante frecuente el consumo de laxantes y la inducción al vómito cuando la anorexia se combina con conductas bulímicas.

La anorexia es más frecuente en las mujeres, pero también va siendo cada vez más común en varones.

Como generalmente no son concientes de su enfermedad, suelen acudir a tratamiento psicológico no por propia iniciativa guiadas por el deseo de curarse, sino obligada/os por sus médicos y familiares.

Tampoco hay una causa única y sí una serie de factores que hacen eclosión generalmente en personas con un nivel de autoexigencia muy elevado, en chicas que tienen miedo a crecer y que su cuerpo ponga de manifiesto sus formas femeninas, etc.

Por debajo de ese cuerpo no aceptado y del deseo de delgadez extrema se hallan presentes conflictos no resueltos.

La búsqueda del cuerpo delgado crea la ilusión de hallar en su encuentro la felicidad, el éxito y la aceptación de los demás, por tener la convicción de que la posesión de un cuerpo delgado aumenta las posibilidades de éxito. Pero por otro lado están convencido/as que sus cuerpos no están lo suficientemente preparados para competir con aquellos otros cuerpos considerados “perfectos”, esto hace que entren en un círculo vicioso de autoexigencia y frustración. Lo que se pone en evidencia en estos trastornos, son las dificultades en asumir la propia identidad.

Las estrategias que se llevan a cabo, les devuelven la imagen de alguien que se controla a sí mismo/as, no comer expresa voluntad y capacidad de control. La actitud anoréxica busca conseguir seguridad y aprobación, esconde una lucha por la propia autonomía, una manera de intentar mejorar las relaciones sociales, un ejercicio de afirmación y de expresión de control.

 

 

Por todo lo mencionado, se hace evidente la necesidad y la urgencia de un tratamiento multidisciplinar realizado por médicos y psicólogos que se especialicen en dichas patologías.

Silvia Ariel

TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN: ANOREXIA Y BULIMIA NERVIOSALa anorexia  nerviosa y la bulimia, se consideran trastornos graves de la conducta alimentaria. Se caracterizan por una búsqueda deliberada de pérdida de peso, inducida y mantenida por la propia persona, mediante actitudes restrictivas y/o purgativas en la alimentación o la realización excesiva de ejercicio físico.
La preocupación por la comida y el temor a ganar peso forman los elementos centrales de los trastornos alimentarios.
Las personas que la sufren tienen una imagen distorsionada de su esquema corporal. Se sienten gordas, “deformes”, “enormes”. El rechazo que les genera verse de esa manera las lleva a adquirir conductas obsesivas en relación a la comida.
Generalmente comienzan realizando una dieta que no suele despertar desconfianza en la familia, hasta que llegan a reducir de forma alarmante la ingesta de alimentos. Es ahí cuando esta disminución drástica comienza a producir estragos: delgadez extrema, que en las chicas trae como consecuencia importantísima la ausencia de menstruación, anemia, y otros signos físicos; también alteraciones del humor, como irritabilidad, ansiedad, depresión, etc. Tienden a aislarse porque no se gustan y esto les lleva a restringir aún más la ingesta. También es bastante frecuente el consumo de laxantes y la inducción al vómito cuando la anorexia se combina con conductas bulímicas.
La anorexia es más frecuente en las mujeres, pero también va siendo cada vez más común en varones.
Como generalmente no son concientes de su enfermedad, suelen acudir a tratamiento psicológico no por propia iniciativa guiadas por el deseo de curarse, sino obligada/os por sus médicos y familiares.
Tampoco hay una causa única y sí una serie de factores que hacen eclosión generalmente en personas con un nivel de autoexigencia muy elevado, en chicas que tienen miedo a crecer y que su cuerpo ponga de manifiesto sus formas femeninas, etc.
Por debajo de ese cuerpo no aceptado y del deseo de delgadez extrema se hallan presentes conflictos no resueltos.
La búsqueda del cuerpo delgado crea la ilusión de hallar en su encuentro la felicidad, el éxito y la aceptación de los demás, por tener la convicción de que la posesión de un cuerpo delgado aumenta las posibilidades de éxito. Pero por otro lado están convencido/as que sus cuerpos no están lo suficientemente preparados para competir con aquellos otros cuerpos considerados “perfectos”, esto hace que entren en un círculo vicioso de autoexigencia y frustración. Lo que se pone en evidencia en estos trastornos, son las dificultades en asumir la propia identidad.
Las estrategias que se llevan a cabo, les devuelven la imagen de alguien que se controla a sí mismo/as, no comer expresa voluntad y capacidad de control. La actitud anoréxica busca conseguir seguridad y aprobación, esconde una lucha por la propia autonomía, una manera de intentar mejorar las relaciones sociales, un ejercicio de afirmación y de expresión de control.

Por todo lo mencionado, se hace evidente la necesidad y la urgencia de un tratamiento multidisciplinar realizado por médicos y psicólogos que se especialicen en dichas patologías.
Silvia Ariel

Taller sobre «Adolescencia Hoy»

Durante los próximos meses vamos a realizar este Taller, dirigido a profesionales y estudiantes que trabajen o se interesen por el mundo de los adolescentes.

Tratamos de crear un espacio en el cual podamos entender la adolescencia en el momento actual: una sociedad dónde los valores cambian, las familias ya no tienen la configuración tradicional y los medios de comunicación, la tecnología y la inmediatez e individualismo dominan la sociedad. “La era del vacío” como la denomina Gilles Lipovetsky, filósofo posmoderno que se acerca a analizar la realidad cotidiana de la vida actual.

Queremos trabajar de un modo práctico y ameno, para lo cual se presentarán acompañando a la exposición teórica, material clínico y audiovisual en los que se reflejan distintas situaciones que vemos cotidianamente en los adolescentes de hoy.

El adolescente de hoy no puede ser enmarcado dentro de los cánones con que se describía al adolescente del pasado.

La adolescencia es un hecho individual, pero transcurre en un medio cultural, social e histórico determinado, que marca las características de cada adolescencia.